Las redes sociales son muy atractivas, logran relacionar a las personas. Permiten conectar a la gente con intereses comunes, compartir información, incluirse en algún grupo, generar encuentros e intercambiar fotos.
Una de las mayores atracciones de las redes sociales es el anonimato. Los usuarios se sienten menos intimidados y más confidentes para interactuar con sus amigos virtuales. Esto atrae mucho a la gente tímida e introvertida.
El anonimato permite crear una falsa identidad, una personalidad diferente de lo que la persona es en realidad. Se puede cambiar el nombre, la edad, el sexo, la ocupación, el lugar donde vive, la apariencia física. Detrás de la pantalla esa persona se puede manejar de una manera completamente diferente de lo que lo hace en la vida real. No hay manera de verificar que de estos datos es verdad.
Esta falsa identidad se transforma en un hábito y el usuario se termina creyendo esta identidad en lugar de la real. Niños, adolescentes y adultos que son engañados por delincuentes o depravados sexuales, mintiendo acerca de su edad y/o sexo , que los ponen en situaciones de riesgo. Estas situaciones de riesgo son por los contenidos de las conversaciones que se generan por las redes sociales, chat, mensajes de texto, como también por los encuentros reales que se generan a partir de estas charlas. Nadie garantiza que los datos personales que se incluyen en las redes sociales estén seguros. Aquello que se escribió quizá no se pueda eliminar nunca.
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